“cada uno de los nuevos estados de Asia Central son potencialmente vulnerables a la violencia interna; todos son inseguros”.
¿REVOLUCIONES DE COLOR EN LOS ESTADOS DEL CÁUCASO?
En febrero, la portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Victoria Nuland, viajó al Cáucaso del Sur para visitar a los gobiernos de Georgia, Armenia y Azerbaiyán, hecho que avivó los temores acerca de la naturaleza de su visita, teniendo en cuenta su papel en el golpe de estado ucraniano.
El viaje de Nuland pretende, por un lado, presionar a ciertos estados del Cáucaso para que se alineen con los intereses de Estados Unidos, y por el otro pretende preparar el terreno para revoluciones de colores y operaciones de desestabilización en esos países, si su lealtad no puede ser debidamente comprada.
Victoria Nuland
Nuland se reunió con representantes de ONG’s de Armenia a puerta cerrada en su viaje a Ereván, un país que es miembro de la OTSC y de la UEE.
No hay duda de que la desestabilización de Armenia es un objetivo primordial para los EEUU y si un régimen pro-occidental se instala en Ereván, con ello debilitaría dos importantes alianzas en Eurasia.
Sin embargo, Rusia y Armenia son muy conscientes de los deseos de Washington y están trabajando para evitar estos ataques. Armenia se ha movido para promulgar leyes más estrictas hacia las ONG, que permitirían al gobierno armenio monitorear sus actividades más de cerca, un paso esencial para detener las maniobras de agitación procedentes de naciones extranjeras.
Por su lado, y desconcertados por el caos que han presenciado en Ucrania, muchas personas en el gobierno de Azerbaiyán también temen que una revolución de color promovida por Occidente pueda llevarse a cabo en su país en un futuro próximo.
George Soros
El “capo” de las revoluciones de color, George Soros, criticó al gobierno de Azerbaiyán en enero de este año, después de reunirse con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ya que una sucursal con sede en Bakú de su Open Society Foundation, se está viendo sometida cada vez a una mayor presión por parte de las autoridades gubernamentales de Azerbaiyán.
Richard D. Kauzlarich describe el deterioro de las relaciones entre Washington y Bakú en un artículo para la Brookings Institution titulado “La era de Heydar Aliyev finaliza en Azerbaiyán, no con un estallido, sino con un susurro”, en el que se detallan los temores de los funcionarios gubernamentales de sufrir un golpe de Estado al estilo ucraniano en Azerbaiyán:
El 3 de diciembre de 2014, la época de Heydar Aliyev en Azerbaiyán terminó.
Con él se fue la anteriormente estrecha relación política entre los Estados Unidos y Azerbaiyán.
Heydar Aliyev, quien fue Presidente de Azerbaiyán desde 1993 hasta su muerte en 2003, presidió una política exterior que hizo hincapié en las relaciones energéticas con Occidente, y el compromiso político y de seguridad con los Estados Unidos y las instituciones transatlánticas.
Heydar Aliyev
Su hijo y sucesor, el actual presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, se ha alejado cada vez más de la trayectoria de su padre y ahora parece haber aprobado una ruptura definitiva con el pasado.
Ilham Aliyev
Las relaciones entre Estados Unidos y Azerbaiyán están ahora claramente en grave crisis.
El final de estas relaciones llegó en un artículo poco conocido escrito en ruso por el veterano jefe del aparato presidencial de Azerbaiyán, Ramiz Mehdiyev.
En su artículo, Mehdiyev afirma que desde el inicio de la presidencia de Heydar Aliyev, los EEUU estaban conspirando con elementos de la oposición interna para crear una “quinta columna” que promoviera “revoluciones de color”, mientras aplicaban una política de “doble rasero” para interferir en los asuntos internos de los Estados de todo el mundo y de Azerbaiyán, en particular.
Ahora, Mehdiyev, declara que Azerbaiyán debe alejarse de la potencia mundial dominante, y elegir un nuevo camino para la consolidación nacional, en torno a “un fuerte poder presidencial y a una estabilidad social”
Desde la perspectiva del gobierno de Bakú, Washington respaldó el derrocamiento del presidente de Ucrania y si nadie realiza los controles necesarios, los Estados Unidos y las ONG’s dedicadas a la promoción de la democracia y los derechos humanos, probablemente buscarán repetir las mismas maniobras en Azerbaiyán para consguir algo similar.
Un artículo que apareció en Open Democracy, una organización que incluye entre sus partidarios a la Open Society Foundation de George Soros, el Rockefeller Brothers Fund y la Fundación Ford, titulado: “La represión en Azerbaiyán”, pide que “Occidente inste a Azerbaiyán a iniciar reformas democráticas” en el país:
El régimen en Azerbaiyán sigue favoreciendo el autoritarismo de Putin, y considera que la democracia es una amenaza para el régimen en el poder.
Por esa razón, Occidente, asociado con la democracia, cayó bajo el ataque feroz de los funcionarios gubernamentales de Azerbaiyán.
Los EE.UU. y sus instituciones fuimos escogidos como objetivo principal de sus iras.
Es imperativo para Azerbaiyán mantener buenas relaciones con Occidente; y Occidente debe, a su vez, instar a Azerbaiyán a iniciar reformas democráticas, con el fin de proteger sus propios intereses y conservar los aliados en la región.
Como cualquier lector informado entiende, los EE.UU. y Occidente por regla general no tienen ningún interés real en los procesos de democratización de los países y simplemente utilizan lemas como “antidemocrático” o “violadores de los derechos humanos” como pretexto para inmiscuirse en los asuntos de los países con el fin de beneficiar sus propios intereses geopolíticos.
Un golpe de Estado también se podría producir en Georgia en los próximos meses, siguiendo la Revolución de las Rosas de 2003, un asunto del que ya han escrito analistas como Henry Kamens.
Y es que a pesar de la firma de un acuerdo de asociación con la Unión Europea el año pasado y de acercarse a la membresía de la OTAN, las autoridades de Georgia han desobedecido a Washington al seguir persiguiendo al ex presidente y títere de Estados Unidos, Mikhail Saakashvili, por cargos de corrupción.
Mikhail Saakashvili
La guerra geopolítica lanzada por Washington en la esfera de influencia de Rusia, obliga a Moscú a trabajar horas extras intentando fomentar la estabilidad que necesita en Eurasia.
Quizás por esa razón, Putin aboga por la creación de una unión monetaria entre países de la Unión Económica Euroasiática, pues con ello conseguiría consolidar las alianzas y evitar que Occidente siga el ejemplo de lo conseguido en Ucrania, perturbando así la orientación estratégica de las naciones que están en la órbita de Moscú.
Steven MacMillan para New Eastern Outlook
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